Julio
Anguita González, ha sido, es y serás un referente -permítanme la licencia de conjugar la segunda persona del futuro, porque seguirá estando presente-, un político con mayúsculas, que con
su característica retórica y con su lenguaje incisivo, sin caer en el insulto,
era capaz de hablar con sinceridad, aunque no gustara. Capaz de articular un
discurso para remover conciencias y de ponerlas en vilo. Porque, y esto
conviene recordarlo: No todos los políticos son iguales.
Julio Anguita paseando con Rafael Alberti por la playa de La Puntilla. Foto realizada por Carmelo Ciria (Octubre de 1986) |
Tú nos
enseñaste que la dignidad y la honestidad no se cultivan, sino que se ejercen,
y eso molestaba, y sigue molestando. Molesta porque sin caer en provocaciones siguieras con paso
firme con tu compromiso, con tus convicciones y con tu ejemplo, incorruptible e incombustible.
Ahora,
quienes te denostaban se afanan en reivindicar tu coherencia, tu compromiso. Pero
no tu ejemplo, porque difícilmente van a querer seguir tu ejemplo. Ello
implicaría renunciar a pensiones vitalicias o a entrar en consejos de
administración de grandes empresas cuando dejen la política, o volver a sus
empleos anteriores. Y sobre todo, a ser ejemplar en la práctica cotidiana, sin
disfrazar discursos con aspiraciones grandilocuentes, viciados y vaciados de
contenido para pescar votos.
Como tú decías, y denunciabas, debemos evitar “La mercantilización de la actividad política despreciando los contenidos y las propuestas programáticas y basando la actividad política. casi exclusivamente, en el marketing y en la rentabilidad en votos al precio que sea. La
captura del voto que lo justifica todo: insultos, zafiedades, promesas
demagógicas, incumplimiento de las promesas y manipulación de textos e imágenes”1. Que actuales son estas palabras que
pronunciabas hace más de 20 años.
Julio
Anguita, ha sido ante todo una personas que, como muchas otras, ha
personificado un compromiso ético, y moral, y esos compromisos en política parecen pasados de moda.
Te
echaremos mucho de menos, y aun con la tristeza de tu adiós a flor de piel,
solo queda decirte:
Gracias por todo camarada.
Nos toca la difícil tarea de seguir tu ejemplo.
Gracias por todo camarada.
Nos toca la difícil tarea de seguir tu ejemplo.
1 .- Julio Anguita: Discurso pronunciado en el Mitin celebrado en la Fiesta del PCE, 14 de septiembre de 1996.